A las 7h. llego a casa de mi compañero de batallas, el bueno de Abel. Hay bastantes nubes y el cielo amenaza lluvia. Conforme avanzamos hacia Cuenca las nubes persisten pero las posibilidades de lluvia son escasas. El terreno al que nos acercamos empieza a darnos una idea de lo que vamos a tener delante: frondosos bosques de pino carrasco, empinadas laderas, profundos valles e inhóspitos barrancos.10:00 h. Hemos llegado a Tragacete y la temperatura es bastante fresca. Pero cual es nuestra sorpresa cuando Abel comprueba que ha olvidado las botas de la bici. ¿Y ahora que? Pues a la tienda de deportes más cercana, en Cuenca. Nos pegamos el “barrigazo” de ir y volver a un centro comercial en Cuenca, comprar botas (y alguna cosilla más de paso), almorzar por allí un buen bocata de jamón y queso manchego, montar las calas de vuelta a Tragacete y salir de ruta a las 13:30 h. Algo curioso: por el camino vimos posado en la carretera un buitre leonado. Algo le pasaba. O estaba enfermo, o mal de la cabeza para posarse con esa pachorra.
13:30 h. A pesar de ser pasado el mediodía la temperatura es buena, es decir, no hace mucho calor, y el viento es fresco. Partimos de Tragacete dirección Norte, pasando la fuente de San Blas, y encarando unas duras rampas de camino asfaltado que ya nos dieron una idea de lo que nos esperaba. A la derecha de nuestro camino teníamos las postrimerías de lo que más abajo se convierte en el río Júcar. Cruzamos el río y giramos a la derecha para ascender el Punta´del Osejón, de grandes pendientes (hasta casi el 16%, con media del 7%), que nos hicieron sudar tanto por las rampas como por lo escarpado del terreno.
Subiendo el Osejón
Subiendo el Osejón
Subiendo el Osejón IIDesde allí bajamos por un camino de tierra suelta y muchas ramas de la poda de los pinos, hacia el arroyo del Chispo. El sendero que discurre al lado del arroyo era una delicia. Tan sólo se podía vislumbrar ligeramente el trazado en medio de la espesura y los claros del bosque. En muchas ocasiones el camino se perdía totalmente, y había que seguirlo campo a través. Esto, que parece un tanto extraño, sería una constante en las excursiones por este territorio. No es complicado ya que las praderas son firmes y el GPS indica el camino.
Circulando por el Arroyo del ChispoTras esto tomamos una pista forestal que nos llevaría a la Umbria de San Felipe, el Tormo Cañaveras y el Estrecho del Infierno, un lugar donde el río Jucar pasa en un desfiladero entre rocas y por donde discurre nuestro sendero. Todo ya sería divertidas sendas entre el bosque hasta llegar de nuevo a San Blas y descender a Tragacete. Bonita excursión como toma de contacto, que nos permitió pasar la tarde visitando el Nacimiento del Río Cuervo. Hemos conocido a Paco, el dueño del Hotel donde nos alojamos [Hotel El Gamo], que resultó ser un curioso personaje, un tanto anclado en las costumbres del pasado, y que nos sorprendería con alguna que otra declaración de sus ideales nostálgicos. Ya me entienden. Nosotros le llamábamos “Ilustrísima”, “Don Paco” o “Martínez”, de un conocido personaje de la revista “El Jueves”.
Subiendo el Osejón II
Circulando por el Arroyo del Chispo
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